jueves, 27 de octubre de 2016

APRENDER HISTORIA

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¿Se pueden entender- comprender el mundo sin estudiar historia? Parece ser que no. Cualquier proceso de alfabetización de verdad, sea de pequeños o de mayores, hace aparecer la pregunta sobre el por qué de esto o de aquello que sucede o ha sucedido. Cuando la escuela está en diálogo permanente con los acontecimientos, por muy pequeños y sencillos que sean, siempre surgirá la pregunta sobre la razón de ser de ellos. Y entonces... entonces no hay más remedio que aludir a la historia. A la pequeña historia de cada uno, a la historia local, a la intrahistoria, o a la gran historia. La historia nos explica, nos desvela. Y cuando prescindimos de ella, como ya nos han advertido hasta la saciedad los que escriben de ésto, pues estamos condenados a repetirla, a no avanzar, a no aprender, a pensar orgullosamente que las cosas aparecen conmigo o que conmigo, por lo bueno y magnífico que soy, van a cambiar. Nadie se explica sin la historia, sin sus circunstancias. Hasta el ADN está en diálogo con la historia de cada cual.  He aquí una reflexión sobre este tema. Tal vez no la comparta del todo pero me vale.
APRENDER DE OTRA MANERA
A mí me costó y oigo que sigue costando. Pero me parece que empiezo a entender por qué y creo que ahora sabría ayudar a aprender de otra manera… al menos hasta que la práctica me volviese a desengañar.
A la Historia le pasa como a las demás asignaturas, que se enseña como si sólo hubiera una forma y los alumnos fueran universitarios potenciales en miniatura. Como si lo enseñado pudiera ser la base de futuros estudios de Historia. No como si tuviera que utilizarse a lo largo de toda la vida para interpretar lo que nos está pasando y diseñar informadamente el futuro. Bueno, nadie diseña el futuro.

A la Historia le pasacomo a las demás asignaturas…
Oí decir a una directora de Educación que hemos de educar para las necesidades del siglo XXI. ¿Tienen necesidades los siglos? ¿O es que el mundo está bajo la dictadura de Mr. Siglo XXI? Algo me habré perdido. Miraré si Rajoy sigue siendo presidente en España. ¡Ya sé! Mr. Siglo XXI es la internacional informática mundial. ¡Peor que el Club Bildelberg! Y yo que creía que el futuro lo íbamos diseñando entre todos sobre la marcha… mirándonos unos a otros.
EL NIÑO LA LLEVA PUESTA
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Pero, en serio, ahora se me representa que la Historia es muy fácil de explicar. Simplemente no hay nada que explicar. La Historia la llevamos puesta, simplemente hemos de hacer sesiones de regresión para extraer lo que ya llevamos dentro. Me explicaré, que esto sí que hay que explicarlo.
Después de muchos remilgos académicos yo aceptaría que la experiencia individual y la experiencia de la humanidad son asimilables y proporcionales porque cada uno en particular y todos en general, somos el mismo monstruo de la Naturaleza. Nacer no tiene historia para un animal, para un humano, sí. El cerebro, que nos da memoria e historia, ya supone un problema para nacer. Lean a Juan Luis Arsuaga y verán que el nacimiento humano tiene mucha historia por culpa del cerebro y es el responsable de nuestra profesión: la educación de los niños y jóvenes.
Nuestra posición erecta y una cabeza que necesita acabarse durante años después de nacer, justifica todos nuestros problemas educativos y de género. Y los hombres y mujeres prehistóricos ya lo trataron adecuadamente porque, si no, no estaríamos aquí. La historia del parto es la historia de la mujer, la historia de la medicina, la historia del vestido. Una historia que el niño ya lleva puesta.
El dinero es la alternativa al robo, con violencia o sin. Los seres vivos no suelen intercambiar a no ser que la evolución lo invente por ellos (pienso, por ejemplo, en hormigas y pulgones o en insectos y flores). Nosotros seguimos teniendo esas dos posibilidades: coger o negociar. En eso basaba mi división de la Historia en dos épocas que me parecen naturales: Edad de la Violencia, con una larga época de transición que finalizaría en el siglo XIX y la Edad del Comercio (me baso en la historia de la piratería, una actividad muy ambivalente). Ambas cosas las lleva el niño puestas. Hay niños muy césares, hay niños muy gandhis y niños muy rockefellers.
ENTENDER EL TODO
Las crisis son proporcionalmente comparables entre familias y sociedades. La crisis alimentaria del Mesolítico, las de finales del III milenio antes de Cristo, la de los Pueblos del Mar, la de Atenas, la de la Roma republicana, la de las invasiones bárbaras (ni tan invasiones ni tan distintas de sucesos actuales), la de la Cristiandad (siglos XVI y XVII), las del aislacionismo asiático, la del 29, la de ahora, el desempleo, el deshaucio, los ahorros perdidos, la de buscar el primer trabajo, la crisis de los 40… No son tan distintas. Por ejemplo, una Roma semiabandonada en el siglo VII no difiere tanto de un Corte Inglés con tres plantas cerradas y las otras mal surtidas.
Las preguntas sobre el mundo y la vida igualan a los niños y a los filósofos antiguos y modernos. La escuela sólo tiene que mantener el gusto por el asombro común a los ociosos terratenientes griegos, los monjes contemplativos, los nobles modernos y los niños, en fin, todos los adoradores de la utilidad de lo inútil. Un buen estudio escolar de la Historia nos haría apreciar el esfuerzo constante por entender el TODO. Cuando en el temario aparece la teoría heliocéntrica los jóvenes se dan cuenta (si aún les apetece pensar) de que antes había otra. Una simple encuesta a pie de calle muestra que en toda una escolaridad no ha quedado tan claro que Colón no descubrió la esfericidad de la Tierra.
Las cosas no han sido gratis ni antes ni ahora ni es posible que lo sean en el futuro. Toda civilización requiere un considerable aporte de energía, física y mental y su disgregación es mucho más fácil de lo que parece. Creo que ejemplos cómo los que aporta Jared Diamond en su ya clásico libro Colapso,deberían entrar en cualquier currículo, al menos como tema de discusión. En la historia militar (ahora más postergada, afortunadamente) no son tan importantes las batallas como la logística y la intendencia. Es más difícil mantener mil soldados en el campo que organizar una fiesta de final de curso. Y, puestos, tenemos cosas mejores que hacer, al menos en la fiesta sólo se come.
Al fin y al caboStalin no era tan diferente de un déspota oriental
Los «intereses» de las naciones que las llevan a enfrentarse no son tan distintos de los que tienen niños y jóvenes. Las legiones romanas no se diferencian tanto de los grupos de matones y matonas escolares o de los grupitos psicológicamente acosadores. Organizarse para destruir al adversario, jugar con él. O coexistir mientras nos planteamos cómo llegar a convivir, toda una historia.
Cuando estudiaba Historia Antigua no podía evitar representarme el conflicto egipcio-hittita de los siglos XIV-XIII antes de Cristo como una especie de guerra fría. No sé por qué, los egipcios «hacían» de americanos. Igual me pasaba con las guerras médicas. Grecia representaba al «mundo libre» y Persia «el socialismo real». Al fin y al cabo Stalin no era tan diferente de un déspota oriental.
La mafia siciliana siempre me pareció un buen símil para el feudalismo medieval. Tal vez es en realidad un feudalismo soterrado paralelo a estados que ignoran al siciliano (vean el discurso del príncipe Salina al enviado de Turín hacia el final de  El gatopardo).
PONER ORDEN
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Podrían decirse muchas cosas más, pero no hace falta por ahora. Sólo poner orden. ¿Qué es relevante en cada etapa? Sólo es mi opinión:
PARVULARIO
Hablar de antes, de hermanos, padres, tíos y abuelos.
PRIMARIA
Establecer la existencia del pasado, su extensión y su orden. Si en Geografía hacemos mapas bidimensionales, en Historia lo tenemos más fácil, es sólo una línea, la del tiempo. Las cosas pasan una después de otra y no pueden retroceder. Pasan muchísimas a la vez, pero eso ya lo verán los especialistas. Ahora nos interesan las más vistosas y las que tienen relación con nosotros. Yo tendría siempre visible en la escuela la más larga línea del tiempo posible (pequeña escala) donde pudieran adherirse, pegadas o dibujadas todas las cosas que se nos fuesen ocurriendo. No creo que haya que proceder por orden, el orden lo da el mapa, és decir, la línea del tiempo. Y es importante comprender su escala: las décadas, los siglos, los milenios; y el punto de origen: era cristiana, nuestra era, era común, o lo que se quiera. La idea de generaciones tal vez sería útil si llegara a interiorizarse, saber que de la España romana nos separan apenas 80 o 90 abuelos, puestos en fila, vestidos con creciente exotismo. Y, después, hablemos y analicemos muchas cosas, sin orden, pero sabiendo siempre en qué punto de la línea estamos. Creo que esas son las condiciones para que un niño menor de 12 años se atreva a proponer discusiones, tanto si en casa le han hablado de la Guerra Civil, como si acaba de ver una película de romanos.
SECUNDARIA OBLIGATORIA
Tal vez aquí el orden empiece a ser imprescindible. Pero no un orden de hechos teóricamente concatenados, sino un orden de significados. Al fin y al cabo, la mayoría no serán historiadores, pero tendrán una idea clara del esquema temporal y de lo que la humanidad ha dado de sí. Lo que les hará falta para opinar y para ampliar por su cuenta en su vida adulta.
Y si el esquema que tradicionalmente hemos dado por válido es el de Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea, pues utilicémoslo. Creo que el Renacimiento no es un tema de ESO, sino toooda la Edad Moderna, y después de haber visto el sentido de la Edad Media. Sin ellas, el mismo Renacimiento no tiene sentido, si es que aceptamos que es algo tangible o diferenciable.
Sin perder de vista la línea del tiempo, uno puede centrarse en cada época y verla en conjunto, a vuelo de pájaro, viendo el bosque y no los árboles. Puede discutirla sin un orden cronológico pero sin moverse de sus límites o echando breves ojeadas fuera de ellos. Hablemos libremente de la Edad Antigua y discutamos todo lo que podamos saber de ella.
En próximos posts iré analizando los sentidos con que yo abordaría cada «Edad».
BACHILLERATO
¿Han elegido hacer estudios de ciencias sociales o de historia? Pues duro con ellos. Si ahora les damos libro de texto y analizamos cosa por cosa en orden riguroso, no seré yo quien se oponga. Ellos se lo han buscado. Ahora ya están maduros.

Si alguien piensa que eso devalúa la educación obligatoria, pienso que no debe ser así en una pedagogía de máximos, donde los ambiciosos tendrán esquema, sentido y hechos y los indiferentes, al menos esquema (el necesario, no los impuestos) y sentido. Y tal vez descubren la historia que llevan dentro. A mí me parece bien.

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